Masajes Lingam y Yoni ¿Son tan placenteros como dicen? (Parte 2)

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Ayer os comenté que había ampliado horizontes en el campo del Sexo tántrico, concretamente en los masajes lingam y yoni.
Hoy os hablaré de los masajes lingam y mi experiencia. Así que sin más preámbulos, pasemos a hablar de lo importante o como diría Tata Golosa …”1,2, los micrófonos” …
Para no repetirme en según qué cosas y si tienes interés en el tema, te aconsejo que leas el anterior post donde explico la preparación preliminar a estas prácticas. Así tendrás una idea más clara de lo que estoy hablado y podrás enriquecer tus experiencias si son de tu gusto.

Bueno, en este caso, el masaje lingam o de la polla tiene como fin conectar con su lado más sensible y tiene razón porque no se vosotros, pero la mía es muy sensible y necesita mimo jajaja.
La idea y la técnica es simple. Vuestra pareja debe haceros una pajilla con la maestría milenaria de todas las actrices porno conocidas y por conocer. Sin ser demasiado pretencioso diré que el secreto está en la muñeca y en el juego de dedos jajaja. ¿Qué cómo es eso? Os lo cuento.
Era uno de esos días de lluvia y confinamiento en los que la apatía te puede y no tienes ganas de nada salvo comer guarrerías por la ansiedad que te genera el aburrimiento. Debo decir que normalmente soy un tipo alegre con sus ocurrencias y sus ganas de hacer por los demás, así que mi pareja no tardó mucho en darse cuenta de que ese día no estaba yo muy animado, pero en ocasiones el conocimiento mutuo consigue sacarte a flote.

Picture of handsome man having massage in spa salon

El caso es que me encontraba yo recostado en el sofá de casa cuando ella se acercó a mí con su característico contoneo de caderas, colocándose entre mis piernas, mientras me sonreía. Besándome con fuerza deslizó sus manos por dentro de mis pantalones hasta alcanzar mi polla y mis huevos, y comenzó a masajear.
Evidentemente yo no soy tonto y, aunque esté desanimado nunca, repito, nunca le hago ascos a la promesa de buen sexo, por lo que la agarré y al lío. Pero no, ella, con una leve presión, me indicó que continuara recostado mientras ella marchaba. Por un momento pensé que iría a ponerse un conjunto sexy que me vuelven tan loco y que habría estado genial, pero en verdad trajo un gel lubricante que solo tuvo que aplicar en mis genitales, ya que yo solito le había facilitado el tedioso trabajo de quitarme la ropa y la esperaba con la asta bien levantada ya.

Con movimientos lentos masajeó mi polla de arriba a abajo variando la presión y la intensidad. Cuando consideró oportuno sus dedos empezaron a acariciar con suavidad y mimo mi glande, dejando que se colara por entre sus finos dedos con la ayuda del lubricante. Todo esto mientras me miraba a los ojos con esa complicidad que dice “te estoy haciendo una paja que te va a explotar la polla del placer” y sí, era cierto.

Es fácil que pasada media hora empieces a notar que ya te piras, o por lo menos eso me ocurrió a mí. Bien, en esos casos, llegado el momento los expertos dicen que se debe bajar el ritmo del masaje o incluso dejarlo hasta que se te pasen las ganas de correrte, intentando postergar todo lo posible la corrida, pero repito, eso es lo que dicen los expertos. Yo opté por algo mucho más tradicional, que es la simple placentera mamada bien hecha.
También hay que decir que si os apetece, ella puede continuar estimulando vuestro ojete a la vez que os da placer con la otra mano y paséis a los fuegos artificiales jajaja.
Y así es como se pasa una tarde lluviosa sin nada que hacer, aparentemente. ¿A vosotr@s que os parece? ¿Os apetece?

Como siempre, no olvidéis dejarme vuestros comentarios y experiencias y ahora… ¡los tambores!
Sed mal@s y follad mucho. Un saludo.

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