Lo sé, lo sé, que injusta es la vida para algunos. ¿Por qué me gusta el chocolate y soy alérgico? se preguntan. Es una putada, no lo discuto, pero solo si te conformas.
¿A que me refiero? A que puedes intentar abrir el abanico de posibilidades y probar otras cosas que no has probado, que pueden gustarte…, demasiado.
Quédate con esta premisa, es importante si quieres disfrutar mucho más mientras follas como si fuera el fin del mundo. Si no sencillamente disfrutarás mucho menos, tú mismo.
Esto es lo que ocurre cuando hablamos de la excitación máxima en un hombre, que se dice que es buscando nuestro punto G.
Si decimos que nuestro punto G, no es otro que la glándula prostática y que a ella se accede por la puerta de atrás o templo sagrado e inviolable para algunos, ya ponemos cara de vinagre.
Está claro que es complicado ponerse en situación mientras lees esto, por lo que lo más natural, salvo que seas alguien con una mentalidad muy abierta en el sexo o ya lo hayas probado, es que digas, “claro que sí, guapi!”.
No pretendo convenceros de nada, pero si podéis, intentar poneros en situación con esa mujer que os gusta tanto, en una situación de relax donde ella alegremente le canta al micrófono mientras hace la actuación de su vida, entonces ya es otra historia o al menos así lo descubrí yo. Os cuento.
En mi época como colaborador de una webcamer, de la que creo que ya os he hablado, como es lógico tenía la polla azul de tanto follar. El caso es que la gente que nos veía nos pedía cosas. La mayoría de ellas sencillas de cumplir: oral, penetración, todo muy de andar por casa.
Pero siempre hay una primera vez para todo y este fué uno de esos casos, en los que uno de nuestros viewers le pidió a Carmen que buscara mi punto G e hiciera que me corriera como un mirlo.
Debo decir que cuando nunca has explorado antes estas opciones puede ser tenso. Pero una vez te dejas llevar no puedes parar de pedirlo. Por fortuna para mí, esta chica tenía mucha experiencia y supo a la perfección qué hacer para relajarme y que todo fuera como la seda.
Simplemente ella se acercó con su cuerpo desnudo a mí y mientras me agarraba la polla comenzó a besarme. Llegado el momento se agachó y comenzó a chupar. De esta manera me relajé bastante. Sus manos fueron concentrándose en mis huevos, mi culo, agarrando con fuerza y empujando hacia ella. Poco a poco sus dedos comenzaron a masajear mi ano con cuidado. Tomándose una leve pausa para coger el aceite, se lo untó en la mano y lentamente introdujo uno de sus finos dedos. Cuando estuvo lo suficientemente dentro comenzó a masajear.
En este momento quiero hacer una pequeña pausa para vosotras chicas.
A la mayoría de los tíos nos encanta una mujer coqueta que se cuida, con la uñas largas y pintadas, pero por favor, tener en cuenta que es una zona muy muy muy delicada. Una uña demasiado larga puede suponer una diferencia muy grande entre que te den un masaje para correrte de gusto o que Freddy Krueger intente partirte por la mitad desde dentro.
Como iba diciendo comenzó a masajear, y aquí quiero aclarar para aquellas que estéis dudosas como es.
La posición del dedo una vez lleguéis a la glándula, la cual notareis como un pequeño bultito, es como si formarais un gancho hacia arriba y luego hicierais el gesto de “ven aquí, rey”.
Es una puta pasada, pero un aviso: os sugiero que utilicéis este recurso cuando halláis llegado vosotras al orgasmo o estéis cerca de ello, porque una vez empezáis con el masaje…. eso es una explosión de un volcán.
Y esto es todo. ¿Que os ha parecido?, os animáis? ¿Ya lo habíais hecho antes? ¿Sentís curiosidad?
Podéis contestar a estas preguntas y más en los comentarios junto con vuestras experiencias.
Y recordar, no seáis buen@s y follad mucho.
aguanta pepe 😳
No me atrevo a probar eso ni borracho. Algunos no estamos hechos para esas cosas, aun así el articulo me ha gustado y se ve divertido por como lo vives jajaja 😉
Jamas y lo sabes!!! hay no se toca !!! 😥 😥 😥 😥 😥 😥 😥 😥 😥 😥 😥